La conquista de los Yauyos por Túpac Yupanqui y su tío Cápac Yupanqui en el periodo del Inca Pachacútec.
"Después de conquistar los incas el Reyno de Cajamarca, el ejército imperial emprende regreso al Cuzco, “y de camino de retorno decide conquistar un rincón de tierra que había dejado atrás por estar lejos del camino que llevó a la ida y no la dejó ganada” (conquistada). Agrega Garcilaso en sus Comentarios Reales: “Esta provincia, que llaman Yauyu, es áspera de sitio y de gente belicosa, más con todo eso le pareció que bastarían doce mil soldados. Mandó que se escogiesen y despidió los demás, por no fatigarlos donde no era menester. Llegando a los términos de aquella provincia le envió los requerimientos acostumbrados de paz o de guerra. Los Yauyus se juntaron y platicaron sobre el caso, tuvieron contrarios pareceres. Unos decían que muriesen todos defendiendo la Patria y la Libertad y sus dioses antíguos. Otros más cuerdos, dijeron que no había para que proponer temeridades y locuras manifiestas, que bien veían que no se podía defender la Patria ni la Libertad contra el poder del inca, que los tenía rodeado por todas partes y sabían que había sujetado otras provincias mayores y que sus dioses no se ofenderían, pues los dejaban por fuerza, a más no poder, y que no hacían ellos mayor delito que todas las demás naciones, que habían hecho lo mismo, que mirasen que los incas, según habían oido decir, trataban a sus vasallos de manera que antes se debía desear y amar que aborrecer el imperio de ellos. Por todo lo cual les parecía que llanamente le obedeciesen, porque lo contrario era manifiesto desatino y total destrucción de lo que pretendían conservar, porque podían los incas, si quisiesen”.
Así de común acuerdo recibieron a los incas festejando con gran solemnidad. En un acto de alianza el General Túpac Yupanqui, premió y agradeció “al curaca de los Yauyus y a sus deudos, capitanes y gente noble; mandó dar ropa de la fina que llamaban compi; y a los plebellos otra mucha de la común que llaman ausca (...) los incas tío y sobrino se fueron al Cuzco dejando en Yauyu los ministros acostumbrados para el gobierno (…) y de la hacienda real”.
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